Camilo Sesto – Getsemani
si puedo pedir
que apartes de mí éste cáliz
ya no deseo su amargura,
ahora quema y yo he cambiado
y no sé por qué he empezado.
Yo tenía fe
cuando comencé
ahora estoy triste y cansado
mi camino de tres años
me parece que son treinta
¿y qué más puede un hombre hacer?
que se cumpla todo lo que tú quieres de mí,
deja que me odien, que me claven en su cruz.
Yo quiero ver, yo quiero ver, Mi Dios.
Quiero saber, quiero saber, Señor.
Quiero saber, quiero saber, Señor.
dime si es por qué he de ser mejor de lo que fui
dime si mi vida con la muerte he de cumplir.
Yo quiero ver, yo quiero ver, Mi Dios
Quiero saber, quiero saber, Señor
Quiero saber, quiero saber, Señor
al morir que voy a conseguir,
quiero saber, quiero saber, Señor
quiero saber, quiero saber, Señor.
¿Por qué he de morir?
¿Por qué?
muéstrame el motivo, dame un poco de tu luz,
di que no es inútil tu deseo y moriré,
me enseñaste el cómo, el cuándo, pero no el por qué.
Muy bien, yo moriré,
pero, pero por favor,
cuando muera, cuando muera, mírame,
por favor, mira mi muerte.
cuando comencé
ahora estoy triste y cansado
mis tres años ya son miles
¿por qué entonces tengo miedo
de que ya todo termine?
fue tu voluntad
dame el cáliz de amargura
clava, azota, rompe, mata
pero pronto, hazlo pronto, o yo
me voy a arrepentir.
La primera máquina de karaoke la introdujo el cantante Daisuke Inoue, pero el éxito fue un poco por casualidad, ya que la gente asistente a sus conciertos insistía en poder cantar junto a él, gracias al experimento interactivo tan novedoso. Cuando el cantante vió el gran potencial del invento, lo patentó en un primer modelo consistente en una máquina a la que había que echar una moneda para que funcionase
En América y Europa se hicieron bastante conocidos este tipo de actividades, sobre todo en los bares, cuyo público era mayormente joven. Principalmente, el corazón del canto al vacío son las máquinas de karaoke, las que constan de una pantalla, mecanismo de supresión de voz, lector de DVD’s, además del sistema de sonido. Al principio, las máquinas tenían un lector de cintas, pero luego se cambió a las clásicas cintas de DVD’s. Se han llegado a abrir lugares especiales en los que sólo se puede hacer karaoke, además de comer y beber. Sin embargo, hay otros lugares que no están dedicados completamente a prestar el servicio del karaoke, pero establecen algunos días de la semana para ofrecerlo. Hoy en día, las máquinas son mucho más modernas, con pantallas de alta definición y de gran tamaño, al igual que un sonido potente. De igual forma, existen concursos a nivel mundial de esto e, incluso, han llegado a ser televisados.